Enero Marrón es una campaña para recordar el crimen de Vale en Brumadinho y advertir sobre la minería que mata y atormenta a las personas, destruye comunidades y ecosistemas, vidas, fauna, flora, paisaje, calidad del aire y del suelo, manantiales, acuíferos y ríos y avanza implacablemente sobre territorios que hacen inviables otras formas de vida, viola derechos y hace uso de las más diversas estrategias para retener a la población.
Al igual que el Octubre Rosa y el Noviembre Azul, que ahora forman parte del calendario anual de campañas, se pretende que el Enero Marrón gane repercusión para formar parte también. Fue idealizado por Guto en alianza con el Movimiento por las Montañas y Aguas de Minas (MovSAM) en memoria de las vidas tomadas en la ruptura del tranque de relaves de la mina Córrego do Feijão da Vale el 25/01/2019 y la propuesta se llevará a cabo un colectivo de organizaciones y movimientos.
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En 2020, cuando se creó Enero Marrón, se sumaron a la campaña 56 organizaciones, movimientos y colectivos nacionales e internacionales.
El 25/01/2021 se cumplirán 2 años del crimen de Vale en Brumadinho. Un crimen que permanece en la impunidad a pesar de que Vale (y todos los involucrados) asesinó a 272 seres humanos y provocó graves impactos socioambientales a lo largo del río Paraopeba.
Han pasado dos años con Vale y sus aliados violando derechos, incumpliendo deberes, amenazando, provocando sufrimiento y sin llevar a cabo la reparación necesaria a las personas y al medio ambiente en Brumadinho y en la estela de relaves de su irresponsable y criminal actividad. 2 años de “terrorismo de represas” en otros territorios, con la expulsión por parte de Vale de comunidades enteras y la construcción de “obras de emergencia” que no tienen sentido salvo la ampliación y continuidad de los complejos mineros de Vale.
La minería, incluso con la pandemia, continuó y aceleró sus prácticas de obsesionar a la gente, poniendo en riesgo a sus trabajadores, destruyendo comunidades y biomas, vidas, fauna, flora, paisajes, calidad del aire y del suelo, manantiales, acuíferos y ríos y, sin descanso, avanzando sobre territorios que hacen inviables otras formas de vivir, violando derechos y haciendo uso de las más diversas estrategias para retener a la población.
¡No podemos callarnos!